La brecha digital, un obstáculo para el teletrabajo y gestiones 'on line' de los discapacitados

Enviado por prensa el Mar, 29/06/2021 - 00:00
Persona teletrabajando

Un informe de la Cátedra de Brecha Digital y Diversidad Funcional de la Comunidad Valenciana disecciona los problemas existentes: revela que solo un 11,4% de este colectivo pudo trabajar desde casa en 2020. 

Durante el año 2020, en España hubo picos de hasta el 74% de la población activa trabajando desde casa. La sociedad, en ese momento, advirtió que existen brechas digitales, tanto a nivel territorial como a nivel social.

Pero, sin duda, hablar de brecha digital aplicada a aspectos como el teletrabajo es hacerlo, desgraciadamente, del colectivo de discapacitados. Tanto es así que el porcentaje de población activa que pudo teletrabajar dentro de este colectivo fue del 11,4%.

Este es uno de los datos más llamativos del primer estudio de la Cátedra de Brecha Digital y Diversidad Funcional de la Universitat Politècnica de València y la Conselleria de Innovación, presentado recientemente.

Según explica el informe, durante la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, las tecnologías han ayudado a las personas con discapacidad a sentirse acompañadas en un 91,4% de los casos, comunicadas con familiares, amigos y compañeros.

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Pero también advierte que, aunque se han manejado bien en la realización de sus actividades un 48,6%, el 14,3% de los entrevistados no lo han hecho, mostrando una evidente brecha digital en el ámbito de la discapacidad. 

En este caso, el informe recalca que esta brecha "acentuó problemas de soledad o de info-exclusión de esa parte del colectivo".

Las herramientas más utilizadas han sido las videollamadas con familiares y amigos (94,4%): las que han permitido realizar actividades terapéuticas o realizar entrenamientos (57,1%), las relacionadas con el ocio (consulta de Internet o
ver películas, con un 54,3%, y jugar, con un 40%); el seguimiento de clases
(educación formal, en un 54,4%), y formación para el empleo (en un 28,6%).

Más lejos quedan realizar gestiones de citas para salud, la compra de productos on line o realizar actividades de teletrabajo (que queda relegado al ya citado 11,4%). Finalmente, no han realizado ninguna actividad digital un 5,7% de las personas con discapacidad.

En este sentido, los expertos citados en el informe refrendan que "las personas con discapacidad disponen de recursos digitales más relacionados con la comunicación y las redes sociales que con aspectos de gestión o compra de servicios, bienes o alimentos".

Redes sociales vs. gestiones 'on line'
Llama la atención que "el 25,7% de los discapacitados no disponga de ninguno de estos recursos, lo que supone una señal de brecha importante para una cuarta parte del colectivo". 

Respecto a los que sí disponen de perfiles en las redes sociales, Facebook (65,7%) o Instagram (40%) son las más habituales frente a Twitter (14,3%), LinkedIn (5,7%) o Telegram (4,7%). En cuanto al correo electrónico, un 57,1% dispone de cuenta propia.

Por último, se destaca que solo un 11,4% realiza gestiones económicas a través de banca digital -en el conjunto de la población ese porcentaje asciende al 70%- y únicamente un 8,6% dispone de firma digital propia.

"Cuando hablamos de otro tipo de cuentas (compra en Amazon, Paypal o de adquisición de alimentos), ninguna de ellas supera el 9% del colectivo y solo el 5,7% de personas discapacitadas dispondrían de una página web personal, bien como blog o de uso profesional", remarca el estudio.

Son datos que demuestran que la brecha es evidente y que todavía queda mucho trabajo por hacer. 

En este sentido, la directora general de Lucha contra la Brecha Digital, María Muñoz, ha subrayado "el hecho de que hayan participado en el estudio las asociaciones de personas con discapacidad, ya que sin ellos este estudio no tendría sentido".

Desde su punto de vista, "lo más importante es que las personas con discapacidad sean los agentes principales contra la brecha que padecen y para poder solucionarla necesitamos sus aportaciones, su visión y su implicación".

Los indicadores que se han tenido en cuenta para analizar la brecha digital en este sector de la población son: la medición de la calidad de vida de las personas, que incluye el bienestar físico, emocional y material, las relaciones interpersonales, la inclusión social, el desarrollo personal, la autonomía y los derechos; el grado de exclusión social, que viene determinado, entre otros factores, por el empleo, los ingresos, la salud, la vivienda y la educación; y la accesibilidad a la tecnología.

Más datos para el análisis
Otro de los datos más preocupantes del estudio revela que, en la actualidad, un 48,4% de personas con diversidad funcional se encuentra en riesgo de exclusión social o de pobreza en la Comunidad Valenciana, cifra que se ha visto incrementada en más de 15 puntos durante el último año, debido a la situación de pandemia.

La tecnología, al menos y aunque queda mucho camino que recorrer, ha facilitado la accesibilidad a herramientas informáticas que han contribuido a la mejora de la calidad de vida y de las relaciones personales del colectivo estudiado. 

En cuanto al acceso a internet, un 57,1% de las personas con discapacidad declara que tiene problemas con el acceso y la navegación, debido a barreras económicas, falta de soluciones tecnológicas y problemas de usabilidad.

"Destacan las barreras económicas, la carencia de recursos, dispositivos o soluciones tecnológicas o las dificultades de acceso digital para las personas con discapacidad, cuestiones que el estudio plantea como objetivos a solucionar a corto o medio plazo, iniciando políticas de lucha contra la brecha digital, con acento en estos colectivos", detallado Manuel Martínez Torán, director de la Cátedra de Brecha Digital y Diversidad Funcional.

Y añade que "la Universidad y otras organizaciones pueden ayudar dando respuestas, facilitando soluciones tecnológicas que permitan cubrir las necesidades actuales de accesibilidad digital o de adaptación de los dispositivos existentes".

Las gestiones que más realizan las personas con diversidad funcional a través de internet son el acceso a la oferta cultural y de ocio, a los servicios de atención sanitaria, y la gestión de ayudas y prestaciones.

"Carencia de formación"
La carencia de una formación específica para este colectivo se refleja en el hecho de que, durante el confinamiento, un 22,4% de personas con diversidad no pudo continuar su actividad formativa o educativa, al no tener medios ni formación adecuada.

El informe también refleja que las necesidades tecnológicas más demandadas por las personas con discapacidad son las relacionadas con la comunicación, el entretenimiento, el acceso a internet, la movilidad o la realización de avisos.

Los especialistas abogan por la elaboración de materiales adaptados que permitan la estimulación sensorial y la comunicación, y la adaptación de dispositivos.

Entre las barreras más destacadas, el 77,1% de los especialistas que trabajan con personas con discapacidad destacaron "problemas de usabilidad"; el 42,9%, "falta de suficientes soluciones tecnológicas", y un 37,1% "barreras económicas".

En relación con este último punto, un 17,1% de hogares en los que vive alguna persona con discapacidad no dispone de conexión a internet.

Además, casi en la mitad de los casos, se mencionó la falta de formación y preparación.

"La formación es uno de los ejes que pueden permitir romper con la brecha digital. Asimismo, es importante que, a través de este estudio, podamos apoyar y promover las oportunidades de empleo, incidiendo en las oportunidades que surgen de la transformación digital", apunta Martínez Torán.

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