En 2019, 77 autónomos impulsaron diferentes proyectos gracias a la Fundación ONCE: desde un juego terapéutico hasta un centro de realidad virtual
Los personajes de esta historia son el vivo ejemplo de una vida de superación personal. Tienen en común que padecen algún tipo de discapacidad y un gran espíritu emprendedor. Algunos se han visto forzados a abandonar su trabajo, pero no sus ansias de emprender. De la mano de la Fundación ONCE, 77 autónomos con discapacidad impulsaron sus proyectos en 2019. El objetivo de estas ayudas, que esta Fundación ofrece desde 1998, es fomentar el empleo y mejorar la empleabilidad y la inserción sociolaboral de este colectivo. Desde su puesta en marcha se han otorgado ayudas a un total de 1.823 emprendedores con discapacidad.
Tal vez porque su vida se ha convertido en una continua maratón llena de obstáculos, estos profesionales no se achantan ante el duro reto de crear algo de la nada. Un ejemplo de ello, es el de Carlo Castellano. Este italiano afincado en Barcelona, nació con un problema de cadera, lleva una prótesis y tiene movilidad reducida. Es el impulsor del proyecto Park4dis.org, una aplicación móvil que facilita información sobre plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida (PMR). De momento, la suscripción a esta aplicación es gratuita, pero la idea de Carlo, informático de 54 años, es que en un futuro sea de pago para que el proyecto sea «autosostenible». «Lancé este servicio porque la aplicación de Google Maps no te indica dónde hay plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida», explica este emprendedor. El proyecto echó a andar en abril con la ayuda de la Fundación ONCE que lo financió con 7.000 euros. Entre los objetivos de esta pequeña empresa formada por cuatro trabajadores, es entrar en el mercado europeo en 2021. «Queremos empezar en Alemania y transformar Park4dis.org en una plataforma europea. Es una necesidad que hemos detectado que tienen muchos países. Hay gente con discapacidad que viene de fuera y no sabe dónde aparcar. Una vez que obtengamos resultados buscaremos inversores». Julián Martínez es otro hombre valeroso. Está operado de nueve hernias discales y tiene un problema de corazón. De Cuenca y aficionado a los coches, dejó de competir por su lesión de espalda, lo que le «impide caminar durante mucho rato». Su pasión por este sector, le impulsó a crear un centro de realidad virtual de competición de rallies en Cuenca. «Era una opción para seguir compitiendo pero a otro nivel. Estudié el mercado nacional y vi la oportunidad de montar esta actividad. Tengo bastantes clientes, pero Cuenca está perdiendo población y me estoy planteando dar el salto a Madrid, tal vez a Alcalá de Henares». Hace dos años Julián empezó a estudiar el proyecto que vio la luz en diciembre de 2018. La Fundación ONCE le ayudó con 7.000 euros, aunque él ha invertido otros 60.000 más.
Diana de Arias Far es otro ejemplo más de superación personal. Valenciana, con 23 años sufrió un daño cerebral que le dejó diversas secuelas que le cambiaron la vida. Estudiante de diseño, tuvo que abandonar la Universidad durante un tiempo. «No podía andar, ni comer, sufría una grave parálisis facial, pero tras un año en el hospital y una operación muy compleja me fui recuperando. Conseguí acabar mis estudios». De su experiencia en el hospital y de la terapia de rehabilitación nació su proyecto, que llamó Decedario. «Es mucho más que un juego de mesa, es un material de estimulación cognitiva con múltiples actividades gracias a sus piezas modulares. Se puede aplicar tanto en el campo clínico como en el educativo y está dirigido a todas las edades y diferentes patologías. En el tiempo que pasé en el hospital, me fui dando cuenta de que no había materiales bien adaptados o diseñados para una correcta rehabilitación», explica esta joven emprendedora de 29 años. «Con este proyecto reviví toda mi terapia. Descubrí como a través del diseño se puede mejorar la calidad de vida de las personas». Decedario está indicado para personas que sufren dislexia, Tel, Síndrome de Down, daño cerebral adquirido, Alzheimer, Parkison y otras demencias e, incluso, para niños que no presentan ninguna patología y están empezando con la lectoescritura.
Otra decidida emprendora es Susana Martín, de Cádiz. Sufre una discapacidad auditiva, que «va a peor». Esta empresaria montó una tienda online de cosmética natural (carilocosmetic.com) con la ayuda de la Fundación ONCE. «Mi objetivo es seguir creciendo, tener tienda física e introducir nuevas marcas de perfumes».