El pasado 5 de diciembre, celebramos la Cata Benéfica de Arúspide Bodegas en la que nuestra Federación de Personas con Discapacidad Oretania Ciudad Real fue beneficiaria.
El evento se realizó en el Casino Municipal de Malagón y comenzó con la presentación de Custodio López Zamarra, el gran maestro sumiller encargado de impartir sus conocimientos vinícolas a todos los asistentes.
La historia de Custodio nace en la localidad toledana de Villatobas en Casa Zamarra, una taberna familiar, donde el maestro comenzó su aprendizaje en la cultura y tradición vinícola ya desde su infancia como él mismo comenta en el libro de Lorenzo Díaz “Custodio L. Zamarra Memoria de un Sumiller” “me crié oliendo a mosto. Anduve a gatas entre las tinajas y los clientes”.
Llegó a Madrid a finales de los 60 y comenzó en la capital, en Casa Antonio, con lo que ya era su oficio. Fue pasando por diversos establecimientos hasta llegar a La Fontana, donde empezó a apasionarse por el vino, y de ahí a Zalacaín, el primer restaurante español con tres estrellas Michelín, donde continúa y donde se le puede ver en acción encarnando a la perfección las tareas de sumiller.
Tras conocer la historia del gran maestro sumiller encargado de la cata iniciamos la experiencia con los vinos seleccionados de la Bodega Arúspide. Ubicada en Ciudad Real, al sur de Castilla-La Mancha; en un cruce natural entre el sur de España, las regiones mediterráneas, Extremadura y la meseta central.
Esta experiencia nos demostró cómo nuestra región ha experimentado una mejora de calidad y prestigio vertiginosa en el ámbito vitivinícola. Por eso, con esta iniciativa se pretendió ir un paso más allá del mero hecho de beber un vino y pasar a disfrutar de todo lo que esta bebida tiene para dar (es decir, degustar, que no es otra cosa que beber prestando atención).
A través de la cata descubrimos el carácter y la personalidad de los vinos, aquellos atributos que lo hacen único y diferente a los demás.
Aprendimos las claves para catar, las copas deben estar limpias, sin olores (a detergente, desinfectantes o humedad). Para catar, la ideal es la clásica, que posee forma de tulipa, también llamada “copa de degustación”. Al tomar la copa se la debe sostener por el pie o por el tallo; nunca por el cáliz (o cuerpo), así se evitará que el vino gane temperatura por el calor de las manos. Además, para degustar no hay que llenar la copa hasta el borde; la medida ideal es sólo un tercio de la misma.
En una cata de vino debemos pasar por tres fases, la primera es la fase visual, los colores y matices. Si toda primera impresión se define a través de la vista, los vinos no son la excepción. En primer lugar, para observarlos se necesita contar con buena luz. Sobre un fondo blanco (puede ser una servilleta, un mantel o una hoja de papel), se debe inclinar la copa a 45° para empezar a apreciar los colores. Es importante prestar atención a las tonalidades que van apareciendo, ya que a partir de sus variaciones podremos establecer la edad del vino, y saber si se trata de un tinto o blanco joven, o uno más evolucionado.
Después, continuamos con la fase olfativa, apelar a los recuerdos y encontrar aromas que ya se han incorporado previamente. Pueden ser descriptores primarios (frutales), secundarios (de fermentación) y terciarios (de crianza). Para descubrirlos, lo primero que se debe hacer es introducir la nariz en la copa aspirando y percibiendo los aromas más ligeros.
Y finalmente, pasamos a la fase gustativa en la que definimos los sabores y texturas del vino que estamos catando. Este paso es el más placentero, ya que es cuando efectivamente se prueba el vino. Es justamente en la lengua, a través de las papilas gustativas, donde se perciben los cuatro gustos básicos: amargo, ácido, salado y dulce. Sin embargo, existe una infinidad de sabores que se pueden encontrar en los vinos y, casi siempre, están relacionados con los de los aromas (frutas, flores, hierbas, entre otros). En esta fase es recomendable probar el vino reteniéndolo durante algunos segundos en la boca para que revele su textura, consistencia, untuosidad y cuerpo, y comenzar a descifrar la impresión que la bebida otorga en el final de la boca.
Los protagonistas de la cata fueron dos vinos tintos y dos vinos blancos.
Las primeras catas fueron protagonizadas por dos vinos blancos. El primero, Ágora Viognier con maceración carbónica, de color amarillo, limpio y brillante con destellos verdosos. Nos sorprendió su gran intensidad frutal, destacan aromas cítricos conjugados con toques de pera verde y mantequilla.En boca muestra frescura, una acidez frutal que lo hace intenso. De gran volumen y armonía gracias al trabajo de las lías.
Después, Custodio, nos presentó Ágora Lágrima, un vino de color amarillo pálido con una intensidad aromática de fruta blanca con toques cítricos, en boca es suave y fresco. Era notoria la elegancia, persistencia, dulzura y fineza de este perfecto vino blanco.
Llegado el momento, el gran maestro sumiller presentó dos vinos tintos para cata.
Comenzamos con la cata de Ágora Roble tempranillo 2018, intenso color rubí con tonos violetas aromas de fruta madura y notas de su envejecimiento en madera de barricas de roble francés tiene un perfecto ensamblaje entre fruta y paso por madera en vino con estructura y largo final.
Finalizamos con otro vino tinto, Ágora Tempranillo con maceración carbónica del 2022, un tinto rojo cereza brillante con tonos violáceos elaborado bajo el método de maceración carbónica en el que, además, se completó la fermentación maloláctica en barricas de roble Francés, dotando al vino con notas torrefactas propias de su estancia en las cubas y consiguiendo una fantástica sensación de frescor y juventud. En nariz nos mostró una explosión aromática de frutos rojos sobre un fondo de ahumados que nos sorprendió gratamente.
Además, para disfrutar aún más de la cata de vinos, disfrutamos de un maravilloso maridaje de quesos a cargo de Quesos Don Apolonio. Empresa familiar forjada de una tradición centenaria de pastoreo y elaboración quesera con un producto muy artesanal, próximo y de calidad.
Debido al gran éxito y afluencia de la Cata de vinos, desde la Federación de Personas con Discapacidad, Oretania Ciudad Real, no descartamos volver a repetirla en otra ocasión y nos sentimos muy agradecidos a todas las personas involucradas en el evento. Especialmente al gran maestro sumiller, Custodio López Zamarra y a las dos empresas protagonistas, Bodegas Arúspide y Quesos Don Apolonio.