Consecuencias psicológicas tras el confinamiento a causa de la COVID-19 y el afrontamiento hacia la nueva normalidad

Enviado por prensa el Dom, 19/07/2020 - 00:06
Leticia Rodriguez. Psicóloga y técnica del SIL de Oretania Ciudad Real

El paso hacia la nueva normalidad está siendo complicado para muchas personas. A principios del mes de marzo, hablábamos de la repercusión que el permanecer durante mucho tiempo en casa privados de determinadas libertades, podría traer ciertas consecuencias en nuestras vidas. Pero, en ese momento, al inicio de todo, no podíamos imaginar el alcance de las mismas, especialmente, a nivel de salud mental.

Son numerosos expertos en psicología y psiquiatría los que han ido proporcionando a la población cifras sobre personas que han solicitado sus servicios durante estos meses y que aún se piensa, serán más, en la fase de “desescalada y/o nueva normalidad”

Hablando de cifras, según el Colegio Oficial de La Psicología (COP) de España, a día de hoy, y desde que se puso en marcha el Servicio telefónico de Intervención Psicológica, se han recibido más de 8.000 llamadas, de las cuales un 70% fueron de población general, un 21% de familiares de personas afectadas y un 9% de sanitarios.

Dicha organización afirma que: "se puede estimar que unos 151.000 familiares de enfermos y fallecidos, cerca de 150.000 sanitarios y hasta 10.000.000 personas de la población general, pueden llegar a necesitar algún tipo de atención psicológica y precisar de intervenciones psicológicas específicas".

Como se puede prever con la información proporcionada por el COP España, la nueva normalidad, además de dotarnos de una mayor libertad, también va a traer consigo para algunas personas, nuevas problemáticas, o mayor énfasis de las patologías previas causadas principalmente por el cambio en nuestros hábitos de vida y otros sucesos asociados a la pandemia, como la pérdida de recursos económicos, empleo y demás.

¿Cuáles son esos problemas de los que hablo en referencia a la salud mental de la población general?

Principalmente, se están dando casos de alteraciones a nivel socio- emocional, es decir, problemas en la relación con nuestros iguales, miedos y fobias, alteraciones del estado de ánimo, etc.

Esto ha pasado sobre todo por la incertidumbre que hemos ido viviendo a lo largo de estos meses, la confusión, la falta de control… El no haber podido gestionar bien lo anterior, ha provocado las alteraciones de las que estamos hablando.

Todos conocemos las reacciones que tiene una persona sometida a mucho estrés durante un largo tiempo ¿verdad?  Fatiga, cansancio, menor rendimiento, estado de ánimo bajo, falta de concentración y atención, ansiedad, miedos...

Esta pandemia, es evidente que se puede definir como una situación de gran estrés para toda la población mundial y, en consecuencia, se han unido numerosos factores que predisponen a este tipo de alteraciones de la salud mental.

 

En este caso, podemos hablar del ya famoso “síndrome de la cabaña” Si aún eres de los que no ha escuchado hablar de él, te lo explico brevemente.  Se ha etiquetado así al patrón de comportamiento causado por excesivo miedo a salir de casa tras un periodo de larga duración sin salir de ella. Se caracteriza por miedo (a salir, a realizar actividades al aire libre, a relacionarse con otras personas) con síntomas típicos de la ansiedad (taquicardias, sudoración, temblor, hiperventilación…).

Gran parte de la población confiesa seguir teniendo miedo y por ello, continua y continuará evitando ciertas actividades que antes de la pandemia si que realizaba con normalidad. Además, cuando a estas personas, no les queda otro remedio que hacer este tipo de acciones, sufren la necesidad de cometer algún tipo de compulsión, están en estado de alerta constante, etc. Sumando todo esto, y día tras día, nuestro cuerpo irá generando una serie de reacciones como dolor de cabeza, problemas en la piel, fatiga, cansancio, nerviosismo…. Todo se traduce en ANSIEDAD. 

Si esa ansiedad no se controla, puede ocasionar casos más graves, como es el desarrollo de un TEPT (Trastorno por estrés postraumático) especialmente en personal sanitario y/o en familias afectadas gravemente por la Covid-19 u otros problemas no menos graves, como son, el aumento de las personas con trastornos relacionados con sustancias y otras adicciones (alcohol, drogas y/o juego patológico).  

¿Qué conclusiones podemos sacar al respecto? ¿Cómo podemos afrontar adecuadamente la vuelta a la normalidad?

No todos los datos son negativos y preocupantes, tomando de referencia a la población origen de la pandemia Wuhan (China) podemos continuar hablando de cifras que nos pueden guiar para entender que nos podremos encontrar a nivel psicológico al final de la desescalada y en la nueva normalidad. “En la ciudad de Wuhan, un 53% de la población ha recibido atención psicológica y un 5% ha sufrido algún trastorno mental de cierta gravedad. La mayor parte son cuadros leves que se solucionan mediante consultas puntuales o a través de respuestas adaptativas, de hecho, habrá mucha gente que en esta situación de crisis habrá reforzado sus capacidades adaptativas ante futuras situaciones de estrés psicológico”

Quedémonos con esto último: adaptación. ¿Cómo adaptarnos?

Identifica tus problemas, separa cada uno por áreas e intenta buscar alternativas de solución, a corto-medio plazo y que sean realistas. Acepta la situación, tus miedos y aprende a gestionarlos de la forma correcta. Busca apoyo social y el lado positivo (afrontando nuevos retos, viendo la oportunidad de mejorar en algún o varios aspectos de tu vida) Centra tu atención en lo que necesitas y cuida tu autoestima.  Practica técnicas de relajación y/o mantén tu mente ocupada con actividades no relacionadas con la situación que te preocupa. Y si crees, que no puedes hacerlo solo/a, busca ayuda de un profesional.

 

“La vida es una sucesión de lecciones que deben ser vividas para ser entendidas” (Helen Keller)

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