Mónica López-Camacho, artista con discapacidad, disfruta con sus dos disciplinas favoritas: el canto y la música. Con una discapacidad física del 34 %, la intérprete cursa el grado profesional de Canto en el Conservatorio "Marcos Redondo" de Ciudad Real, su ciudad, donde ya está especializada en piano.
Ha participado como intérprete como cuerda de soprano en un coro participativo del I Mesías de Haendel en ‘The Royal Albert Hall’ y también fue seleccionada en un grupo de 30 personas en ‘The Royal Academy of Music’ en Londres.
¿Qué significa para usted la música?
Para mí la música (‘mousiké’ en griego que viene a definir el arte de las musas) es un idioma más donde expresar emociones, una disciplina que ayuda a la salud y un arte que, como tal, hace crecer a quien lo practica. Es la cura del alma.
¿Cuándo empezó a relacionarse con ella?
Desde pequeña la música ha sido parte de mi crecimiento ya que en casa se escuchaba y practicaba música clásica y folclórica. Mi padre y mi abuelo han sido músicos autodidactas (solista de la orquesta de pulso y púa Sotomayor de Manzanares y también toco con ‘Mazantini’) y por parte de madre, mi familia materna ha cantado en coros.
A los seis años, toqué de oído con la flauta una de las partes de la obra de Vivaldi (‘Las cuatro estaciones’) y eso animó a mis padres a apuntarme a piano en el conservatorio y poder aprovechar este don.
Toca el piano, ¿qué simboliza este instrumento y poder interpretarlo para usted?
El piano es el rey de los instrumentos en la música por excelencia. Creo que, gracias a poder aprender, he sido capaz de expresar muchas cosas que no sabes mejor como hacerlo, siempre digo que las palabras enmudecen cuando la música habla. Me ayudó muchísimo incluso en poder componer a mi estilo, claro, miles de canciones que tengo guardadas. A todo le hago un poema o una canción ¡jajajaj!
Además, me ayudó a identificarme de tal forma que comprendí con el tiempo a ver cada nota de un color, la música o los nombres y letras, era por tener sinestesia.
Creo que he crecido muchísimo al lado de la música.
¿Qué le aportó y le aporta esta modalidad artística a la hora de enfrentarse a la esclerosis
múltiple?
Como ya he dicho, para mi la música y en mi caso las disciplinas de piano y canto, son mi medicina por todo lo que he explicado. Máxime cuando empecé a intentar recuperar la movilidad del brazo derecho que aún no he logrado sea al completo cuando toco. Lo que más me ha beneficiado es saber que por instinto, se me ha abierto una vía al conocimiento neurorehabilitador: la musicoterapia. Es maravilloso aprender en la carrera de psicología y en el curso que he realizado sobre este tema, como no sólo en lo emocional, sino en la afectación de la neuroplasticidad y el hipocampo, favorece la neuroregeneración.
¿Cree que la música es un salvoconducto para las personas con discapacidad, como lo son otras disciplinas como el deporte? Si, por supuesto que si.
¿Es fácil que las personas con discapacidad accedan a esta modalidad de estudios artísticos? Actualmente el acceso para las pruebas artísticas está al igual que para una persona sin discapacidad (tienes que tener capacidades para cualquier carrera artística). Es decir, que no hay distinciones, al igual que con el acceso a la universidad. Pero hay muchas personas con discapacidad que tienen capacidades e incluso hablamos de superdotación y altas capacidades y ¿porque no? En los conservatorios se podría facilitar que se regule con planes eficientes de estudios para ayudar a que las personas con discapacidad den lo mejor de ellas.
¿Hay cuota de reserva para las personas con discapacidad? Y en el caso de que la haya, ¿se respeta? Actualmente desconozco este tema, aunque diría que no, ya digo que en mi caso he sido una más sin distinción. Insisto en que debería de regularse y avanzar en la equidad para todos.
¿Qué puede comentarnos de las becas para estudiar estas modalidades artísticas? ¿Escasean?
Gracias a las becas ministeriales o de fundaciones, la formación académica que una persona recibe es excepcional en su aprendizaje, es decir, que de otra manera no podríamos recibir esta formación. Para ello es cierto que hay que pasar un tribunal que evalúa tu audición y trayectoria artística, así como tus capacidades y solo los elegidos de alguna forma, podemos disfrutar de esa oportunidad. En mi caso soy becada por segunda vez ya que tanto con Fundación Universia como con Fundación Grupo Sifu he tenido la maravillosa oportunidad de crecer y avanzar como becada.
¿Cómo ha sido su andadura en el Conservatorio de Ciudad Real?
Como he comentado he sido una alumna más. He aprendido con los profesores y espero terminar este año mi último curso. En mi opinión, aún queda por cambiar mucho en la educación, comparando con el modelo británico, nos llevan mucho por delante. Lo que he podido aprender en ‘The Royal Academy of Music’ cuando estuve en Londres es muy distinto a la filosofía española.
¿Qué espera de la oportunidad en el Centro Superior ‘Katarina Gurska’?
He de decir que yo sigo en Ciudad Real terminando mi grado profesional en el conservatorio, pues me queda el último año. La Fundación Grupo Sifu ha apoyado mi decisión de hacer un período de perfeccionamiento en dicho centro, que avala una gran trayectoria por los profesionales que imparten formación. Es uno de los mejores de España y esto me impulsa a seguir con más fuerza que nunca, aunque he de decir que hay momentos que son trabajo duro. Aprender y seguir creciendo es lo que espero ya que ese es mi único objetivo.
¿Recuerda algún momento, obra, o actuación especial, por algún motivo?
Pues hay muchos la verdad ¡Para mí, atender al público en el escenario es siempre un privilegio, pero sin duda alguna, haber cantado en el hospital te abre el corazón y el alma! Ese es el poder de la música, que es precisamente en lo que más creo.
Cuando terminaba de cantar junto con Cuco, la pianista con la que llevábamos por el hospital el teclado en un carrito, (imagina la cara de las personas que nos veían), la ayuda que he dado y las cartas de agradecimiento que nos han escrito, con la gratitud y emoción que me he llevado de ellos, es lo más grande que he vivido y sobre todo, que quiero volver a vivir.
¿Cómo hace suyas las obras y/o los personajes?
Cuando aprendes un instrumento, sea piano, violín, trompeta…o canto (el canto es el instrumento más difícil de dominar porque eres tu misma, tu voz), en el grado profesional aprendes no solo música, composición, historia de la música, cuatro idiomas...todo ello para precisar que la interpretación que se realice sea excepcional en base a los conocimientos. Luego, hay otra parte que es la emocional, en la que aportas tu integridad en la interpretación, aquello que quieres hacer llegar a través de la emoción a las personas. Esta parte para mí es las más bonita.
¿Recomendaría este tipo de estudios a las personas con discapacidad? ¿Que mensaje lanzaría?
Recomiendo que cada persona con discapacidad, sea capaz de ver sus talentos y de ver lo que le apasiona y luche por ello, da igual si es música, deporte o cualquier otra cosa. Los caminos no son ni buenos, ni malos; ni fáciles, ni difíciles; si realmente es lo que llevas en el alma, lucha por ello.
Creo que cada uno tenemos nuestras limitaciones, por la discapacidad más aún, pero siempre hay formas de llegar a ello. La música o el arte es algo fácil para todos porque es parte del ser humano, forma parte de la integridad holística de las culturas y de nuestro ser. De forma artística cada persona debe investigar y ponerse a prueba en cada disciplina, porque seguro se sorprendería. De forma psicoemocional y neurológica, la música de por sí facilita salud y la musicoterapia ya tiene un “pie puesto” en la sanidad pública. Sobre todo, que la discapacidad no sea una barrera para nadie creamos en el “no voy a ser capaz”. Y si ello sirve para ayudar a los demás, no habrá mayor logro.
“El significado de la vida es hallar tu don. El propósito es la vida, es compartirlo”