Según nos vamos adaptando a la nueva realidad ocasionada por el Covid-19, las personas con discapacidad hacen una llamada de atención a la ciudadanía para que se respeten los espacios públicos, de manera que las personas con movilidad reducida y las mayores puedan desplazarse sin impedimentos.
Con esta nueva normalidad, los espacios públicos están siendo ocupados frecuentemente por filas de personas que esperan el acceso a establecimientos y por las terrazas que ahora se extienden más en las aceras para mantener las distancias de seguridad. Si a esto se le añade la necesidad de cumplir con las distancias entre las personas, “existe el peligro de que no se respeten los espacios ni las distancias en las aceras para una movilidad autónoma, cómoda y segura entre las personas con movilidad reducida y/o las personas mayores”.
Estas son las principales barreras que pueden encontrar las personas durante el plan de transición. La normativa de accesibilidad vigente recoge que debe de haber 1,80 metros de separación entre las terrazas y los espacios peatonales, una distancia no siempre respetada al ampliar la distancia entre las mesas. “Los espacios públicos deben ser lugares de convivencia para todas las personas en igualdad de condiciones”.